martes, 29 de octubre de 2013

Corazón (Miguel Hernández)

Hoy estoy sin saber yo no sé cómo,
hoy estoy para penas solamente,
hoy no tengo amistad,
hoy sólo tengo ansias
de arrancarme de cuajo el corazón
y ponerlo debajo de un zapato.

Hoy reverdece aquella espina seca,
hoy es día de llantos de mi reino,
hoy descarga en mi pecho el desaliento
plomo desalentado.

No puedo con mi estrella.
Y busco la muerte por las manos
mirando con cariño las navajas,
y recuerdo aquel hacha compañera,
y pienso en los más altos campanarios
para un salto mortal serenamente.

Si no fuera ¿por qué?... no sé por qué,
mi corazón escribiría una postrera carta,
una carta que llevo allí metida,
haría un tintero de mi corazón,
una fuente de sílabas, de adioses y regalos,
y ahí te quedas, al mundo le diría. 

Yo nací en mala luna.
Tengo la pena de una sola pena
que vale más que toda la alegría.

Un amor me ha dejado con los brazos caídos
y no puedo tenderlos hacia más.
¿No veis mi boca qué desengañada,
qué inconformes mis ojos?

Cuanto más me contemplo más me aflijo:
cortar este dolor ¿con qué tijeras?

Ayer, mañana, hoy
padeciendo por todo
mi corazón, pecera melancólica,
penal de ruiseñores moribundos.

Me sobra corazón.

Hoy, descorazonarme,
yo el más corazonado de los hombres,
y por el más, también el más amargo.

No sé por qué, no sé por qué ni cómo
me perdono la vida cada día.



Corazón (Miguel Hernández)
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Otros poemas 
Miguel Hernández (Orihuela, 30 de octubre de 1910 – Alicante, 28 de marzo de 1942)

Alianza Editorial, 1980


Miguel Hernández, junto con Machado o Becquer, es uno de los poetas más populares de nuestra literatura. Su poesía nace de la necesidad y del contacto directo con la vida., con el amor, con el paisaje, con la realidad que le rodea. Sus poemas son un fiel espejo de sus sentimientos, que pueden ir desde la exaltación por la vida hasta el desesperanzador pesimismo de sus últimos libros. Uno de los rasgos más identificativos de la voz del poeta es su defensa de una poesía hecha por el pueblo y para el pueblo. El poeta intenta dignificar la tierra y al hombre sencillo de campo; se hace eco de los problemas que castigan a la población, como la miseria y la injusticia, para denunciarlos.

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