El sol le sorprende andando por un camino de cemento, entre vertederos llenos de humeantes montones de basuras. El sol brilla rojizo a través de la niebla, sobre cabrias herrumbrosas, sobre esqueletos de camiones, osamentas de Fords, masas informes de metal corroído. Jimmy aprieta el paso para librarse del olor. Tiene hambre. Los zapatos empiezan a levantarle ampollas en los dedos gordos de los pies. En una encrucijada, donde la señal luminosa parpadea todavía, hay una estación de gasolina y frente a ella una cantina. The Lightning Bug. Gasta con precaución su último quarter en desayunar. Le quedan tres centavos, que le traerán buena o mal suerte, es igual. Un enorme camión de muebles, brillante y amarillo, ha parado a la puerta
- Oiga, ¿me deja usted subir? - pregunta al hombre pelirrojo que lleva el volante.
- ¿Adónde va?
- No sé... Bastante lejos.
- Oiga, ¿me deja usted subir? - pregunta al hombre pelirrojo que lleva el volante.
- ¿Adónde va?
- No sé... Bastante lejos.

Manhattan Transfer
John Dos Passos (Chicago, Illinois, 14 de enero de 1896 - Baltimore, Maryland, 28 de septiembre de 1970)
Manhattan Transfer narra fragmentos de la vida de una amplísima galería de personajes que tienen como denominador común el espacio y el tiempo en el que se mueven, el Nueva York de los años veinte, así como el principal objetivo de la mayoría de ellos: la obtención rápida y lo más fácil posible de obtener dinero. Lo que mar ca una clara línea de separación entre ello es la altura a la que sitúan su listo moral. El hecho de que los personajes representen las más diversas capas sociales (trabajadores portuarios, camareros de grandes hoteles, prostitutas, traficantes de alcohol, abogados, sindicalistas…) y las más alejadas procedencias (franceses, irlandeses, caribeños, etc.) confieren a esta obra el carácter monumental retrato de una ciudad.
Editorial
Bruguera, 1980
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