Julien Gracq (Saint-Florent-le-Vieil, 27 de julio de 1910 - Angers, 22 de diciembre de 2007)
Enrique Arias Beaskoetxea ___________________________________________________________________________________________________________________________ _________________ Me he buscado en la luz, en el mar, en el viento _________________ Sophia de Mello Breyner Andresen _________________
miércoles, 26 de junio de 2024
Alférez (Julien Gracq)
Julien Gracq (Saint-Florent-le-Vieil, 27 de julio de 1910 - Angers, 22 de diciembre de 2007)
martes, 24 de octubre de 2023
Final (Javier Cercas)
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Javier Cercas (Ibahernando, Cáceres, 6 de abril de 1962)
El narrador tendrá que hacer su propio viaje a los abismos antes de emprender el viaje de regreso hasta el otro lado del océano y volver a visitar a su viejo compañero Rodney, a quien la vida lo llevó a una guerra en la que no creía, contra la que protestó en vano, pues al final se impondría como una nube gris y devastadora que empañó su mirada y lo llevó a trompicones por la vida.
A nuestro narrador no sería la guerra, sino el éxito lo que lo haría transitar desde la cándida e irreverente juventud a la madurez, con su seductora como corrosiva alfombra roja que nos lleva a creernos dueños del mundo o por lo menos personas de éxito que pueden por ello tachonar sobre las rutas de otros.
La velocidad de la luz mantiene un ritmo que nos inquieta porque nos deja a la espera de un suspenso preconcebido, fruto de nuestros clichés sobre los temas de guerra y sus supervivientes. Con aparente tranquilidad, Javier Cercas teje su hilo de Ariadna para llevarnos hasta sentir los estragos de la culpa y la estupidez de las decisiones de quien solo tiene ojos para ver su propia nariz.
[Sofía Gómez - Revista Vagabunda Mx]
jueves, 13 de abril de 2023
Caballo (Per Petterson)
El día después de llegar en autobús mi padre me había propuesto hacer una excursión a caballo de tres días, quería saber si me parecía una buena idea, y cuando le pregunté en qué caballos estaba pensando, respondió que en los de Barkland, y yo me entusiasmé y me pareció una idea estupenda. La verdad es que ahora me había adelantado con lo de los caballos, pero tampoco es que fuera una gran cabalgada lo que habíamos hecho Jon y yo en aquel prado, y no acabó muy bien, al menos no para mí, y tampoco para Jon, si tenemos en cuenta lo que había sucedido justo antes y todo lo que sucedió después, y el caso es que no había vuelto a oír una palabra sobre el asunto de la excursión desde aquel día. Así que me llevé una buena sorpresa la mañana en que abrí los ojos y oí relinchos y el piafar de caballos a través de la ventana abierta. Provenían del prado que se extendía detrás de la casa, donde yo había hecho aquella labor tan deplorable al no atreverme a segar las ortigas con la guadaña corta porque me daba miedo hacerme daño, el día que mi padre luego las arrancó con las manos y me dijo: Eres tú quien decide cuando te duele.
Me asomé por encima del borde de la ventana, apoyé las manos contra el marco de la ventana y, una vez tuve la cara ante el cristal, descubrí dos caballos que pastaban sobre el prado. Uno era marrón y el otro negro, y al instante me di cuenta de que eran los mismos que habíamos montado Jon y yo, y si alguien me hubiera preguntado aquella mañana si eso era buena señal o más bien era mala, no habría sabido responder.
La novela funciona sobre un doble desajuste: el joven Trond protagoniza una serie de experiencias cuyo alcance no puede comprender tan bien como sus lectores; a cambio, sus lectores afrontamos pasajes cuya carga emocional no entenderemos hasta muchas páginas después, cuando comprendamos sus consecuencias futuras. Este doble desajuste se sostiene sobre un manejo muy sutil de omisiones y alteraciones temporales, mientras que el vaivén de narradores (dos momentos temporales de la misma consciencia) provoca un sugestivo juego de profecías, recuerdos, presentimientos y reproches. Las oportunidades perdidas y las expectativas abiertas se superponen desdibujando la corriente del tiempo.
Petterson no observa el tiempo como un avance continuo que jamás regresa, sino más bien como una forma geométrica que permite ver los acontecimientos desde distintos ángulos según la posición que ocupemos. De esta superposición y de estos desajusten surgen algunas de las escenas más emocionantes e inesperadas de la literatura contemporánea.
[Cultura Abril. Gonzalo Torné]
lunes, 28 de noviembre de 2022
Pasos (László Krasznahorkai)
Debía partir; sin duda, se preocupaban por él.
Volvió a la calle de antes y decidió desandar lo andado.
No era esta la calle.
Regresó, pues, a la desembocadura, volvió a mirar y sacudió la cabeza, incrédulo.
Todo era completamente distinto: las casas, la acera, las vallas, los tejados.
Volvió, por tanto, sobre sus pasos, por donde había venido cuesta abajo. Recorrió calles del todo diferentes, convencido, sin embargo, de no equivocarse, de haber venido por allí. A veces se detenía, inseguro, examinaba los pequeños cruces, las desembocaduras de las calles, a veces daba unos pasos atrás, ladeaba la cabeza, trataba de tornar a la mirada de antes y recordar las casas, las vallas, los tejados: era una zona completamente diferente.
Sus pasos se deslizaban con delicadeza por el empedrado. Confiaba en que el camino empezara a ascender en cualquier momento, pero no percibía nada de eso.
Llevaba como mínimo diez minutos por el camino de vuelta.
Ya debería haber llegado.
Las calles eran completamente distintas, las casas eran extrañas,
las vallas eran otras, los tejados también, adondequiera que mirase.
Estaba convencido de haber bajado por allí.
Llegó al punto donde deberían haber encontrado el muro del monasterio y el puente.
Ni muro ni puente. Casas diminutas, vallas bajas, tejados planos.
El nieto del príncipe Genji no siguió el camino.
Dobló con cuatro pliegues el pañuelo blanco de seda que siempre llevaba en la mano y lo introdujo en el bolsillo secreto del kimono.
Miró el lugar por el que había pasado.
Buscaba el muro, el puente, la puerta, el monasterio.
Miró arriba atentamente.
Supuso que alguna pequeña señal le revelaría algo.
Pero en vano: allí no había nada.
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László Krasznahorkai (Gyula, Hungría, 5 de enero de 1954)
viernes, 15 de julio de 2022
Poeta (Mário Cláudio)
Mário Cláudio (Oporto (Portugal), 6 de noviembre de 1941)
miércoles, 15 de junio de 2022
Ideal (Vita Sackville-West)
Pero todo esto no había sido nada en comparación con las ambiciones de Henry, que la habían conducido por un sendero de espinas. Todas las ideas de Henry sobre el mundo eran intrínsecamente opuestas a las suyas. El uno realista y la otra idealista, representaban los extremos más opuestos de sus respectivos puntos de vista, con la diferencia de que, mientras Henry no necesitaba vacilar sobre su credo, ella tenía que proteger el suyo de la vergüenza y el ridículo. Y sin embargo, en ese punto la confusión la envolvía de nuevo. Había momentos en los que en los que era capaz de participar en la excitación del gran juego que Henry siempre estaba jugando; momentos en los que la existencia privada, especializada, intensa y hermosa del artista -cuya práctica le había sido negada, pero cuyo ideal de vida todavía anhelaba desgraciada e imaginativamente- parecía pobre y egoísta, y delicioso en exceso, comparado con la masculina ocupación del imperio y la política y la contienda de los hombres. Había momentos en los que era capaz de entender, no sólo con el cerebro, sino con su sensibilidad, que Henry deseara ardientemente una vida de acción de la misma manera que ella deseaba ardientemente una vida de contemplación. Eran, en efecto, dos mitades de un mundo escindido.
Vita Sackville-West (Sevenoaks, Kent, 9 de marzo de 1892 - Castillo de Sissinghurst, Kent, Inglaterra, 2 de junio de 1962)
Lord Slane, baluarte del Imperio y gran estadista, ha muerto. Le sobreviven su viuda y seis hijos dispuestos a ocuparse de ella. Pero Lady Slane tiene otros planes: la sumisa esposa y complaciente madre quiere al fin vivir su propia vida. En una pequeña casa, en Hampstead, rememorará sus sueños de una juventud y pasará dulcemente el tiempo que el destino le conceda junto a aquellos que ha escogido: una doncella francesa, el carpintero y hasta un excéntrico millonario, enamorado de ella en la India cincuenta años atrás.
Toda pasión apagada es una de las obras maestras de Vita Sackville-West, y suscitó el entusiasmo de Virginia Woolf, cuyo libro Una habitación propia sin duda había influido en el de su amiga.
domingo, 16 de enero de 2022
Necesidad (Marta Traba)
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Editorial Montesinos, 1981
La autora intenta resolver en su escritura algunas cuestiones problemáticas de un texto que a partir de personajes imaginarios, está inscrito en la historia que se está gestando en el momento en que se escribe. Por una parte emprende la invención de ese nuevo oficio de escritora de ficciones, y por otra, intenta aclarar sus vivencias de la Historia en el presente.
Sarah González de Mojica [academia.edu]
miércoles, 29 de diciembre de 2021
Realidad (Einar Mar Gudmundsson)
Puede que así hablen los filósofos.
Pero nosotros, los encerrados en sanatorios, los internados en instituciones, no tenemos ninguna respuesta cuando nuestras teorías no coinciden con la realidad, porque en nuestro mundo son otros los que tienen razón y conocen la diferencia entre el bien y el mal.
-¡Páll!
Me sobresalté al oír mi nombre, pero no mostré ninguna reacción; ésta estaba lejísimos, muy dentro de la nube suspendida en el aire.
Infinita quietud en lo hondo de los ojos.
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Ediciones Siruela, 1999
jueves, 13 de mayo de 2021
Hilo (Milena Michiko Flasar)
En el banco de un parque se encuentran dos perfectos desconocidos: el joven Hiro, un hikikomori, veinteañero japonés que ha vivido recluido en su habitación los últimos años, y un hombre mucho mayor, un salaryman, un oficinista como tantos otros. ¿Qué hacen allí, fuera de sus habituales refugios? Día tras día van contándose sus vidas el uno al otro. Ambos son marginados que no soportan la presión de la sociedad, y al experimentar de nuevo el afecto y que tras la tristeza puede esconderse la risa, retoman fuerzas para la despedida definitiva y emprender un nuevo comienzo.
Le llamé Corbata es una novela bellamente escrita sobre gente que habla de cosas que normalmente silenciamos, que conjura el miedo a todo lo que se sale de la norma y nos muestra la enorme fuerza anárquica de la renuncia. Una historia sobre el Japón contemporáneo, que es a la vez una historia sobre la vida cotidiana de todos nosotros.
lunes, 28 de octubre de 2019
Lobo (Hermann Hesse)
Alianza Editorial, 1975
domingo, 20 de octubre de 2019
Arruga (Tahar ben Jelloun)
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La noche sagrada
Ediciones Península, 1988
domingo, 6 de octubre de 2019
Ira (John Steinbeck)
Editorial Planeta, 1981