Por último, debo aclarar los términos "enfermedad", "orgánico" y "dolencia". Una enfermedad es una disfunción biológica del cuerpo. Implica una anormalidad fisiológica o una anormalidad estructural anatómica. Los términos "enfermedad" y "orgánico" aluden a trastornos patológicos del cuerpo, en oposición a los trastornos mentales.
"Dolencia" no es sinónimo de enfermedad. La dolencia (también llamada "padecimiento") es la respuesta humana a la enfermedad. Describe la experiencia subjetiva de la persona en cuanto a las sensaciones, pero no implica que exista una patología subyacente. Una dolencia puede ser tanto orgánica como psicológica. Una persona puede tener una enfermedad y, en cambio, no padecer. Por ejemplo, una niña con epilepsia tiene una enfermedad, pero, si no experimenta convulsiones y la epilepsia es asintomática, no padece. Por otro lado, una persona con trastorno psicosomático tienen una dolencia y, en cambio, no tiene necesariamente una enfermedad.
Cada persona vive las dolencias a su propio modo, y ahí radica precisamente la diferencia entre enfermedad y dolencia. Recuerdo a un amigo que no era médico que se preguntaba por qué no era posible definir todas las características de una única enfermedad. Si lograra hacerse, podría crearse un mapa o una fórmula para todas las afecciones comunes y los médicos podrían incluso quedar obsoletos, pues cada cual podría introducir sus síntomas en un programa informático y en la pantalla aparecería el diagnóstico. No entendía en qué medida cada paciente influye en su enfermedad. La personalidad y la experiencia vital moldean la presentación clínica, la respuesta y el resultado de cualquier roce de una persona con una dolencia. Si se toma a cien personas sanas y se las somete a la misma lesión, se obtendrán cien respuestas distintas. Por eso la medicina es un arte.
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Todo está en tu cabeza
Suzanne O'Sullivan (Dublín, 1966)
Editorial Ariel, 2016
Casi todos aceptamos sin problema que el corazón palpite con fuerza
cuando vemos a la persona que amamos secretamente, o la sudoración que
brota en nuestra frente ante el nerviosismo que nos provoca tener que
hablar en público. Pero lo que no somos capaces de imaginar es cuán
dramática y exagerada puede llegar a ser la reacción de nuestro cuerpo
ante según qué emociones. Un tercio de la gente que acude a su doctor de
cabecera presenta síntomas sin ninguna explicación médica, si bien la
gran mayoría de ellos se sospecha que tiene causas emocionales. No
obstante, «todo está en tu cabeza» es lo último que queremos escuchar
cuando acudimos al consultorio. «Nadie me entiende» suele ser entonces
la queja más habitual. En este curioso y extraordinario libro, la
neuróloga Suzanne O'Sullivan nos conduce a través del fascinante mundo
de las enfermedades psicosomáticas. Sumergiéndonos en estos
casos, tendremos una visión más completa de la condición humana, de los
secretos que somos capaces de guardarnos a nosotros mismos, y una
excelente ayuda para «entender» estas patologías que producen un gran
sufrimiento.
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