lunes, 30 de diciembre de 2013

Número (Paul Auster)

Todo empezó con un número equivocado, el teléfono sonando tres veces en la quietud de la noche y la voz en el otro extremo preguntando por alguien que no era él. Mucho después, cuando fuera capaz de pensar en las cosas que le habían sucedido, llegaría a la conclusión de que nada fue real exceptuando la suerte. Pero eso sería mucho después. Al principio sólo estaba el hecho y sus consecuencias. Si pudo haber sido de otra manera o si todo estuvo predeterminado por la primera palabra que salió de la boca del extraño, no es la cuestión. La cuestión es la historia en sí misma, y si significa algo o no significa nada no es cosa de la historia decirlo.
Por lo que respecta a Quinn, poca cosa hay que explicar. Quién era, de dónde venía y qué hacía no tienen mayor importancia. Sabemos, por ejemplo, que tenía treinta y cinco años. Sabemos
que estuvo casado, que había sido padre y que tanto su mujer como su hijo estaban muertos en la actualidad. También sabemos que escribía libros. Para ser exactos, sabemos que escribía libros de misterio. Esos libros fueron escritos bajo el nombre de William Wilson, y los producía a razón de uno al año, más o menos, lo que le proporcionaba el dinero suficiente para vivir modestamente en un pequeño apartamento de Nueva York. Como no dedicaba más de cinco o seis meses a cada novela, le quedaba el resto del año para hacer lo que quisiera. Leía muchos libros, miraba cuadros, iba al cine. En verano veía partidos de beisbol en televisión; en invierno iba a la ópera. Pero lo que más le gustaba, era caminar. Casi cada día, con lluvia o buen tiempo, salía de su apartamento para caminar por la ciudad, sin dirigirse a ningún lugar en concreto, dejando simplemente que sus piernas le llevaran a donde les apeteciera.


Número (Paul Auster)
____________________________________________________________________________

Trilogía de Nueva York
Paul Auster (Newark, New Jersey, 3 de febrero de 1947 - New York, 30 de abril de 2024)

Ediciones Júcar, 1991

Empieza "Ciudad de cristal", con un escritor de novela policíaca que, por azar, se ve actuando como un detective por las calles de la ciudad de los rascacielos mientras se cuestiona quien es en realidad. En "Fantasmas", se conforma un laberinto de búsquedas que Azul, el detective, deberá desentrañar. "En La habitación cerrada", el protagonista recibe el encargo de buscar a un amigo de la infancia desaparecido que ha dejado una maleta llena de manuscritos inéditos que deseaba que fueran publicados, por razones un tanto confusas. En las obras de Paul Auster, los acontecimientos se precipitan tras sucesos de una naturaleza, aparentemente, insignificante: lo pequeño marca la diferencia y el azar condiciona las decisiones. La investigación de lo otro se convierte en la búsqueda de uno mismo, en el afán de hallar una identidad propia y distintiva.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Este sitio emplea cookies de Google. Si continúas navegando consideramos que aceptas el uso de cookies. OK Más información