sábado, 5 de junio de 2021

Beso (Alain Montandon)

Queremos explorar a lo largo de las páginas que siguen a continuación los diversos sentidos, manifestaciones y expresiones que puede tener en la civilización occidental una actividad corporal como ésta, que es, a la vez, arcaica (el acto de llevar algo a la boca) y fuertemente cultural. Porque el gesto mismo de besar, en sus dimensiones tanto sociales como eróticas, es objeto, en la literatura y en las artes, de numerosas referencias en los textos y de puestas en escena pictóricas y esculturales que formulan, todas ellas, diferentes significados y enseñanzas.
Y nos ha parecido muy interesante hacer una síntesis de todas esas dimensiones proteiformes que adoptan los besos en las relaciones sociales e individuales, además de interesarnos por sus diversas formas de expresión. Y, también, responder a esa pregunta tanta veces formulada: "Por qué el hecho de frotar simétricamente unos orificios privados de todo misterio y cuya función declarada es alimentaria y oral, siempre que no estén estropeados por la dentadura o la higiene, es susceptible de provocar el éxtasis de los amantes?"
El beso es un intercambio de saliva, sin duda, pero también de respiraciones y, más en particular, del aliento de la pareja ("Abrázame, bésame, estréchame / aliento contra aliento, dale calor a mi vida", escribia Pierre de Ronsard). Pero, además de que como aliento también sea un símbolo de la vida misma, el beso es el lugar de encuentro entre Eros y Psique, entre el cuerpo y el alma. Edgar Morin, de quien es sabido que era un hombre muy interesado en el cine y sus estrellas, solía mencionar que "el beso en la boca no es solamente el sustituto cinematográfico de la unión entre dos cuerpos, prohibida por los censores; es, también, el encuentro entre Eros y Psique: en las mitologías antiguas, era en el aliento donde se encontraba la sede del alma; por otra parte, es precisamente en la boca donde se sitúa la primera sexualidad, ligada a la absorción y a la asimilación; el beso en la boca es un acto de doble consunción antropofágica, de absorción de la sustancia carnal y de intercambio de almas; es la comunión y comunicación entre la psique y el eros". Pero, además, la dimensión espiritual (que con tanto talento se canta en la poesía petrarquista) y la dimensión material del beso (Cary Grant, el célebre actor de cine, que pasaba por ser un experto en esta práctica, no veía en un beso nada que fuera diferente a la "yuxtaposición anatómica de dos músculos orbiculares en estado de contracción") atraen sobremanera nuestra atención.

Beso (Alain Montandon)


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El beso
Alain Montandon (Lyon, Francia, 28 de junio de 1945)
 

Un beso mueve 17 músculos de la lengua. Pero también mueve 9 miligramos de agua; 0,18 de sustancias orgánicas; 0,7 de materias grasas; 0,45 de sal; centenares de bacterias y millones de gérmenes. ¿Qué es lo que se esconde tras este gesto tan cotidiano pero tan intenso?
Alain Montadon nos invita a descubrir formas, curiosidades y significados del beso, que van de la literatura a la antropología, de la psicología a la filosofía, e incluso a la religión y a la historia del arte. Por ejemplo: se besa lo sacro -una estatua, una tumba, un santo-, se besa para saludar, para traicionar, para perdonar y, naturalmente, por amor. También existe una cronología de los besos: el primero, que no se olvida nunca, y el último, que en realidad es mejor no recordar... Hay besos nunca recibidos, los soñados y los enviados (por postal, por e-mail, o soplándolos en la mano), de los que nunca tenemos la seguridad de que hayan llegado a su destino porque, como decía Kafka, «los fantasmas se los beben por el camino». Un libro curioso, erudito y culto a la vez que ameno sobre un gesto cuya historia, en el fondo, poco conocemos.

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